En las bien planificadas calles de Nagoya (la 3ª ciudad más grande de Japón)
conviven armónicamente en las banquetas ciclistas y peatones, sin riesgos de
accidentes graves, el tráfico vehicular es muy fluido y prácticamente sin estrés.
Sin
embargo como resultado de ese crecimiento, ha habido serias consecuencias desfavorables,
una de ellas las crisis ambientales y aunque ahora tienen estrictos e
innovadores mecanismos de control y prevención de riesgos ambientales, entre
las décadas de los años 60 y 70 se presentaron múltiples casos con incluso
pérdidas de miles de vidas humanas por contaminación y deterioro ambiental. Otro
problema ha sido la concentración de la economía en los sectores industriales y
de servicios y el abandono de la producción de alimentos y en general el medio
rural que los lleva a importar un muy alto porcentaje de sus alimentos lo que
se traduce en muy altos costos de los mismos y pérdida de la soberanía
alimentaria. En 1955 el 20% de la producción de Japón provenía del sector
primario (agricultura, pesca, forestería) y el 48.8% del sector Terciario
(servicios) para el 2005 la producción primaria apenas alcanzaba el 1% mientras
el sector terciario llega al 73.4%.
En
el medio rural estos cambios se expresan de muy variadas formas una de ellas es
el despoblamiento de las comunidades y el envejecimiento de la población, el
abandono de la producción agropecuaria siendo especialmente sensible la
producción de arroz que es el principal alimento de la población de Japón, también
la pérdida de posibilidades de aprovechamiento de recursos naturales, (como la
madera que por tradición fue el principal material de construcción de vivienda)
ya que no existe población para trabajar en este tipo de actividades,
Casas tradicionales y terrazas para cultivos de arroz en la localidad de Higashitani,
Prefectura de Shirikawa
por
otra parte en las ciudades se da una hiperconcentración de población como el caso
de Tokyo, capital de Japón y su zona metropolitana considerada la ciudad más
poblada del mundo.
Tokyo es una ciudad fascinante pero con un altísimo uso de energía que al fin de cuentas se traduce en contaminación y deterioro ambiental.
Uno
de los sistemas de producción más afectados ha sido el cultivo de arroz en
terrazas inundables, un sistema de producción milenario que ha moldeado el
paisaje y la cultura del Japón, dado que aproximadamente el 70% de la
superficie del país es montañoso, este tipo de producción se hacía a una escala
importante en las comunidades rurales totalmente libre de agroquímicos. Su principio
es captar agua de lluvia en las laderas mediante un sistema de diques y
nivelación de pequeñas áreas para propiciar la inundación y poder cultivar el
grano. Los requerimientos de mano de obra son muy altos. pero los beneficios
ecológicos y sociales también lo son.
Se calcula que el cultivo de arroz con el método tradicional, con campos
inundados y libre de agroquímicos es un 75% más costoso que el método moderno
convencional con uso de maquinaria, agroquímicos e incluso fuego como parte del manejo.
La producción de arroz tradicional actualmente forma
parte de varios de los 5 lugares que son reconocidos en Japón con Sistemas de
Producción Agrícola Patrimonio Mundial, esta denominación la concede la FAO (GIAHS Globally
Important Agricultural Heritage Systems) y reconoce los sistemas agrícolas excepcionales y
únicos que proveen a la humanidad y al ambiente de múltiples bienes, servicios de
valor más amplio que solo el económico, asegurando su existencia para las
futuras generaciones.
Con esta y varias acciones más en
Japón se están haciendo importantes esfuerzos para conservar esa cultura
cooperativa, rica en conocimiento ancestral milenario, el Japón que se está perdiendo en las grandes ciudades, pero que
en el medio rural se resiste a desaparecer, el que tiene una naturaleza
prodigiosa y una sabiduría que es un patrimonio mundial, el que cultiva arroz
en terrazas como una forma de convivir armónicamente con la naturaleza.
La Villa de Shirikawa, una de los poblados más bellos de Japón, con sus casas de madera y techos de paja de arroz, mantiene sus costumbres tradicionales y ha hecho del turismo rural su forma de vida
La Villa de Shirikawa, una de los poblados más bellos de Japón, con sus casas de madera y techos de paja de arroz, mantiene sus costumbres tradicionales y ha hecho del turismo rural su forma de vida